Aquí estoy nuevamente, sentada frente a la pantalla de mi ordenador, mirando el borrador en blanco y con el ratón en intermitente, lista para escribir. Aunque me falta lo más importante: el tema.
He de decir que cada vez me resulta más complicado sorprender-si es que he llegado a hacerlo alguna vez- con mis entradas semanales. Suelo tener la confianza de que, antes de que la semana finalice, me "llegará la inspiración"; porque así es como lo llamamos, ¿no? Como si ésta tuviera la obligación de realizar un seguimiento diario. Aún así, me siento a esperar dicha "iluminación", algo que resulta ciertamente tedioso cuando el día está nublado. Como hoy, precisamente. Quizás por eso esté desvariando en párrafos sin sentido. Una forma sutil de aguardar un rayo de luz. Probablemente, se haya entretenido con los vecinos, así que vamos a comenzar sin ella.
Empezaré apelando a la necesidad de destacar que tenemos los seres humanos. Y para nada lo estoy calificando como un aspecto negativo, siempre que sea por méritos propios. Algunos lo consiguen; otros, lo estamos intentando. Y es que considero que es una característica elemental de la competitividad y, nos guste o no, ésta es a su vez básica para la supervivencia. Por tanto, hablamos de términos como la originalidad, la marca personal o la CREATIVIDAD. Precisamente, lo que me ha llevado a redactar sobre ello, ha sido mi deterioro de ingenio; con el que, como me he referido anteriormente, buscamos impresionar, siempre con el objetivo de ser mejores, ÚNICOS, en nuestro campo.
Y, verdaderamente, creo que esto es importante. A pesar de mis espesores imaginativos momentáneos, considero que la creatividad es una fuente inagotable de energía, e incluso me atrevería a decir que es una de las mejores herramientas con las que cuenta el ser humano. Tenemos la capacidad constante de CREAR, y de hecho lo hacemos. Gracias a nuestra competencia inventiva hemos logrado inmensos avances y otros tantos que estamos persiguiendo. La evolución de la sociedad ha sido tremendamente increíble, y lo asombroso es que el ritmo de progreso es altamente veloz, y creo que no somos realmente conscientes de ello. No obstante, considero que no sacamos el partido suficiente a aptitudes como ésta. O, más bien, nos obstaculizan el hacerlo.
Nos referimos a la creatividad como un talento externo a nosotros mismos, sin ser conscientes de que simplemente no nos han planteado el reto adecuado para explotarla.
Es por ello que, como futura educadora, insistiré mucho en la importancia que tiene fomentar actividades que desarrollen esta capacidad de forma más profunda en los individuos, optimizando la visión y comprensión del mundo así como de ellos mismos. Potenciando no solo la individualización y la autonomía, sino conformando personas en lugar de sujetos autómatas. Desvaneciendo las barreras entre las que creemos estar limitados.
Así, a pesar del desgaste de ideas en el que creo estancarme, he logrado sacar adelante otra entrada, aunque no sé muy bien en qué condiciones, pero aprecio el hecho de que esta actividad me brinde la oportunidad de superarme; ya que, al fin y al cabo, la competitividad de la que hablaba al principio también tiene algo de eso, ¿no? De superarse a uno mismo, y no tanto a los demás. Esto también se considera progreso, y si no lo logramos en nosotros, no podemos aspirar a un avance social.
Lo siento, pero llaman a la puerta. Debe ser la inspiración.
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